Rayuela. Julio Cortazar

libro_1296486343.jpgLa rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedrecita se sale del dibujo. Poco a poco… se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedra hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la especulación del otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. (Capítulo 36)
Según palabras de propio Cortazar: El problema central para el personaje de Rayuela, con el que yo me identifico en este caso, es que él tiene una visión que podríamos llamar maravillosa de la realidad. Maravillosa en el sentido de que él cree que la realidad cotidiana enmascara una segunda realidad que no es ni misteriosa, ni trascendente, ni teológica, sino que es profundamente humana, pero que por una serie de equivocaciones ha quedado como enmascarada detrás de una realidad prefabricada con muchos años de cultura, una cultura en la que hay maravillas pero también profundas aberraciones, profundas tergiversaciones.
Lo cierto es que entre lo Maravilloso y la Realidad, la lectura se mueve entre capítulos imprescindibles que se han convertido en auténticas enciclopedias sobre el Jazz que nada afectan a la lectura y otros prescindibles que son una pena perdérselos. No es fácil leer Rayuela, se haga de forma lineal o saltando capítulos si se sigue la guía propuesta por el autor a modo de quien golpea la piedrita con el pie. Lo que da a entender el por qué ha cosechado desde 1963 lectores que han dejado su lectura en la Tierra para otra ocasión y otros que han logrado llegar al Cielo con ella. Por ejemplo, mi caso, que hace 25 años traté de leerla y la dejé enterrada y ahora, cuando se cumple el 100 aniversario del nacimiento del escritor, que he degustado muchos de sus capítulos.

Muerte súbita, Alvaro Enrigue

xthumb_14183_portadas_big.jpeg.pagespeed.ic.AvAAx0uRQi.jpgCoja Ud. el libro e imagine que es el fondo sobre el que tomará forma un puzle cuyo resultado será una obra de Michelangelo Merisi. Para ello ha de convertir sus 59 capítulos en otras tantas piezas. No le importe sobar las esquinas de las hojas hasta ablandarlas, estirarlas, hamacarlas, mamelonarlas, crear pseudópodos, invaginarlas, evaginarlas, meter, sacar. Evite toda pudicia si nota en ellas mucosidad filante al tacto o cierto tufillo prostático, pues algunas destilan efluvios de alcoba con tintes selváticos, catedralicios, barragánicos.
Lo primero que le sorprenderá son dos fichas que sitúan a Quevedo y Caravaggio disputando un partido de tenis. Junto a éstas se irán acoplando otras. Una para describir las pelotas al uso, realizadas con pelo, de ahí que se llamen pelo-tas, y entre ellas una con propiedades de talismán al estar realizada con pelo de Ana Bolena antes de ser decapitada, y que en su debido cofrecito circula entre banqueros y aspirantes al trono de Pedro. En otra aparece de espectador Osuna casado con una cortesana, nunca mejor expresado, al ser nieta de Cortés, personaje impopular en las dos orillas. Y así se irán sumando capítulos al rompecabezas hasta crear un tótum revolútum sobre los inicios del tenis, el arte pictórico del artista y sus cuadros, La Nueva España, Tenochtitlán, Cuauhtémoc y Hernán; sobre Pío IV, Calvino, Lutero, La Santa Inquisición y La Contrarreforma, La Utopía de Moro y de Vasco de Quiroga hasta conseguir reunir la técnica de los colorista de amantecas aztecas con los claroscuros del Barroco que el maestro captó en su estudio usando la luz de las velas.
Al terminar conviene que aleje tanto el puzle como el libro, lo sopese, y lo vuelva a mirar forzando la presbicia y lo vuelva a distanciar de tal forma que el vicio y el placer con el que ha leído cada uno de los inconexos capítulos los verá de una sola pieza y comprenderá la diferencia entre un cuadro colgado en la cabecera de la cama de un hotel y un Caravaggio o entre un best seller y una novela merecedora del premio Herralde 2014.

La conciencia de Zeno, Italo Svevo.

la-conciencia-de-zeno-9788498678703.jpgSvevo envía a Zeno al psiquiatra y éste le recomienda a su paciente que vaya recogiendo en un diario todas sus impresiones. Este argumento tan simple le sirve al autor para investigar la mente de Zeno, el consciente y el inconsciente del protagonista que no viene a ser sino una proyección de la conciencia del propio escritor. En 1923 salen a la luz pública todas las anotaciones de Zeno. De esta forma Zeno a sus 57 años, triste y adúltero, expone su adicción al tabaco, su obsesión por las mujeres, su visión de los negocios, el temor a la guerra, su miedo a la muerte, y su propia visión del psicoanálisis al tiempo que psicoanaliza la sociedad en la que vive.
La portada del libro, obra del checo Frantiseck Kupka es un fiel reflejo de su lectura. Mediante el uso de toda la gama de amarillos, color representativo de la inteligencia, el pintor muestra un lector fumador en una actitud inerte, carente de actividad, que emana melancolía junto a cierta mirada entre indiferente y arrogante, mirada que provoca al órdago para quien quiera atreverse a conocer qué hay detrás de esos ojos y en el interior del libro que lleva en su mano.

Un extraño envío. Julia Otxoa

portada-un-extrano-envio_1-es.jpgHuevos fritos con papas fritas siempre ha existido como manjar. Ahora, esos platos viejos se presentan como grandes descubrimientos bajo nombres como huevos estrellados, al estampido, etc. Al igual ocurre con los cuentos. Los hay que para darle un toque original le añaden un poco de cebolla y algo de chorizo y otros, tacos de jamón serrano; así como hay quien los presenta en plato, escudilla o en timba. Son reinvenciones de un plato de supervivencia al que en ocasiones se le pretende dar un toque tan personal que mejora en presentación y sabor mientras que en otras acaba desvirtuado.
Julia Otxoa, como ya anticipa su apellido, por el mero hecho de ser vasca se le ha de suponer buena mano para la cocina. Desconozco si es así pelando papas, cascando huevos y entre fogones. Pero una vez leído Un extraño envío es evidente que tiene buena mano para escribir relatos breves, pelándolos de lo innecesario y cascándolos para sacarles el jugo hasta lograr un buen plato con sus añadidos de humor e ironía.

La subasta del lote 49. Thomas Pynchon

9788490662137.jpgEsta subasta es la mejor introducción para adentrarse en los mundos de Pynchon en los que la trama salta, usando como hilo conductor a Edipa, su protagonista, de una mano a otra aportando pistas para desentrañar el contenido del lote 49 en un alarde de interconexiones entre realidad y ficción fronterizo con la paranoia. Ella recibe de su antiguo novio, como herencia, la responsabilidad de convertirse en su albacea y viaja para valorar su nueva competencia. En ese viaje se suceden los contactos con personas y sociedades que patrullan esos acantilados de la mente en los que el ser humano a fuerza de preguntarse su existencia ante la nada acaba flotando sin billete de retorno. Así, la trama crea una enredadera de conexiones en ocasiones compleja de establecer como lo son la vida de sus personajes y probablemente la del propio Pynchon, escritor del que apenas se conocen media docena de fotos suyas de estudiante y recluta en la marina dada su fobia social.

La glorieta de los fugitivos. José María Merino.

9788495642967_04_h.jpgLos microrrelatos, minificciones, nanorrelatos son nombres actuales para una propuesta tan antigua como el cuento breve surgido en todas las culturas pero que por corto no deja de contar grandes historias. JM Merino nos presenta en este libro una serie de cuentos fugitivos de otros libros suyos reunidos en forma de glorieta que hace girar la imaginación. Tras hablar con todos ellos ha sido Ecosistema quien no ha tenido inconveniente en fugarse y cambiar de atmósfera para escapar del formato papel a electrónico.
El día de mi cumpleaños, mi sobrina me regaló un bonsái y un libro de instrucciones para cuidarlo. Coloqué el bonsái en la galería, con los demás tiestos, y conseguí que floreciese. En otoño aparecieron entre la tierra unos diminutos insectos blancos, pero no parecían perjudicar al bonsái. En primavera, una mañana, a la hora de regar, me pareció vislumbrar algo que revoloteaba entre las hojitas. Con paciencia y una lupa, acabé descubriendo que se trataba de un pájaro minúsculo. En poco tiempo el bonsái se llenó de pájaros que se alimentaban de los insectos. A finales de verano, escondida entre las raíces del bonsái, encontré una mujercita desnuda. Espiándola con sigilo, supe que comía los huevos de los nidos. Ahora vivo con ella, y hemos ideado el modo de cazar a los pájaros. Al parecer, nadie en casa sabe donde estoy. Mi sobrina, muy triste por mi ausencia, cuida mis plantas como un homenaje al desaparecido. En uno de los otros tiestos, a lo lejos, hoy me ha parecido ver la figura de un mamut.

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Una habitación con vistas. Edward M. Forster

LB00121101.jpgUna habitación con vistas es un viaje de ida y vuelta a Florencia. Una primera parte para recorrer la ciudad y su campiña de la mano de aquellos ingleses de clase alta que viajaban a Italia en busca de cultura, y una segunda parte en Inglaterra entre los convencionalismos de personajes afines al orden establecido. En el trasiego una chica que quiere pensar por sí sola y zafarse del matrimonio impuesto y un chico que no encuentra la felicidad al ser educado por su padre con mentalidad más europea alejada de las formas victorianas. La novela es una oportunidad para vivir la época pero ha de ser leída entre el aroma de una pipa cerca de una chimenea o en un jardín soleado entre tazas de te ya que de lo contrario, a los ritmos actuales del aquí te pillo aquí te mato, aquí paso por vicaría aquí me amancebo, las vicisitudes de Lucy, su protagonista, caben en una sola hoja, y en el descuido, entre renglón y renglón, hasta es posible que eche una canita al aire en la misma habitación donde empieza y termina la historia.

SERVIDUMBRE HUMANA. SOMERSET MAUGHAM

cubierta_Somerset.jpgServidumbre humana es otra de esas lecturas que ocupa toda la mano. De hecho hay editoriales que han dividido la novela en dos tomos como dos son las historias que corren paralelas entre el protagonista de la misma y el propio autor. Mientras Philip Carey posee problemas de adaptación social debido a un pie equino que le hace caminar con dificultad, Somerset fue tartamudo y con dificultades para llevar a cabo su vida social. Sin embargo, el escritor es considerado el rey Midas de la literatura del siglo XX ya que sus novelas como Al filo de la navaja y El velo pintado lo auparon entre los escritores más leídos.

Teje el escritor de Servidumbre la vida del protagonista con muchos aspectos de su propia biografía como el perder a su madre siendo joven, ser enviado a vivir con un tío clérigo y enfrentarse a los estudios de medicina. En Philip proyecta sus ansias de viajar y conocer mundo mientras que el escritor desapareció un año por Indonesia. Enamora a Philip de Mildred, una mujer vulgar pero seductora, que desprecia su amor de forma despectiva lo cual, una vez conocida la vida del escritor no parece lejano el comportamiento de ella del suyo propio, pues Maugham casado y con una hija sobresalió por su soberbia y mala educación con sus allegados, entre ellos sus parejas homosexuales, lo que facilitó una ausencia de familiares y amigos tras su muerte.

Servidumbre humana es considerada la obra más autobiográfica de Maugham y uno de los libros más leídos del siglo XX siendo lectura de referencia para otros escritores como George Orwell, Graham Greene y García Márquez.

CHESIL BEACH

Chesil+Beach.jpgLa imagen de la portada es muy elocuente. El tómbolo de canto rodado de casi veintinueve kilómetros situado al sur de Inglaterra, que une Dorset con la isla de Pórtlant, es el escenario elegido por el autor para situar una pareja, allá por 1962, en una habitación de hotel durante su primera noche de boda. Ella camina sola.

Fueron años en los que ellas solían llegar a ese encuentro en frecuencia modulada y ellos pretendían banda ancha. Años de silencio. Un tiempo en el que dicho con las palabras del propio escritor: aún no se había inventado un lenguaje para el caso.

De esa falta de comunicación o más bien de esa comunicación de temores y deseos no hablados que ambos interpretan a su manera surge la frustración de una pareja bien avenida a pesar de las diferencias socioculturales con las que adorna el McEwan la novela.

Los Cuentos del Don

cuentos-del-don-m-a-sholojov-D_NQ_NP_4107-MLA145795967_3716-F.jpgTienes que leerte Los Cuentos del Don, me dijo. A ver si te lo consigo, no está fácil dar con Los Cuentos del Don. Los Cuentos del Don los leí en el cuartel y creo que te van a gustar.

El Don lleva sonando meses como una campana que repicara en la lejanía. Su lejanía me ha llevado, río abajo, Río del Don, hasta la Catedral de la Resurrección de Starocherkásskaya, símbolo de los cosacos del Don; a conocer su aforamiento especial con respecto al Zar Nicolás II y cómo tras su caída quisieron crear su propia república desobedeciendo las imposiciones mencheviques y bolcheviques por lo que fueron diezmados y deportados; al acabar la Segunda Guerra Mundial, desde toda Europa, fueron concentrados en Austria y la Operación Keelhaul se encargó de repatriarlos nuevamente a Rusia y allí Stalin dio buena cuenta de ellos.

El río Don desemboca en el Mar de Azov y sirve de columna vertebral a Mijail para ilustrar la vida en las aldeas o stanitsas cosacas durante la Guerra Civil Rusa sometidas al saqueo de trigo y enrolamiento de sus hombres en uno y otro bando. En medio, el campesino que intenta sobrevivir. Con frases cortas logra fundir la soledad de las estepas con la del ser humano en unos entornos duros donde se producen situaciones familiares violentas pero llenas de humanidad.

A tu salud. ¡Qué bueno es saber!

Gracias.