La náusea. Jean-Paul Sartre

«Este gusto a queso en la boca… Entonces, ¿Esto, esta cegadora evidencia es La Náusea? Eso es todo. Pero me da lo mismo. Es extraño que todo me dé le lo mismo: me espanta. Desde el famoso día en que quise jugar a las cabrillas. Iba a arrojar aquel guijarro, lo miré y entonces empezó todo: sentí que el guijarro existía. Y después de esto hubo otras Náuseas; de vez en cuando los objetos se ponen a existir en la mano»

Así es la lectura de este libro. Un regusto en la boca por dejarlo a un lado junto a una catarsis nauseabunda que obliga a seguir su existencia.

Viaje con Heródoto. Ryszard Kapuscinski

Con Ryszard se identificaron muchos periodistas de la segunda mitad del siglo pasado. Desconozco la calidad de su actividad en este sector la cual no le debió ser fácil ya que desde los 60 se pasó el hombre recorriendo medio mundo como corresponsal polaco allá donde hubiese conflicto sin más idioma que el polaco y el de los gestos. Esta particularidad le facilitó vivir muchos movimientos sociales así como el nacimiento de las más variadas dictaduras militares en países recién emancipados de su pasado colonialista.

Hace tiempo leí del mismo autor: Ébano. Crónicas a modo de relatos que recorren África mostrando la crudeza y belleza de los nuevos regímenes de países previamente ocupados por europeos. 

En este libro realiza un doble viaje. Por una parte relata lo vivido en las naciones visitadas (India, China, Irán, Egipto, Libia, Congo, Senegal, Tanzania, entre otras) con esa peculiar maestría para aprovechar el incidente sociopolítico que le ha llevado hasta allí y contarnos las raíces sociales del mismo, la forma de ser de las gentes, los peligros y comodidades que aporta el ser de piel blanca. A su vez, de viaje, se lleva entre otros libros de lectura “Historia” de Heródoto cuyos tomos va desmenuzando en cuanto narrador de la expansión del imperio persa con sus batallas perdidas al norte contra los escitas, al igual que Napoleón y Hitler, debido a la incapacidad de maniobra de sus ejércitos en la fría estepa y el hundimiento de su flota en la batalla de las Termópilas y Salamina.

Una pena que ambos no estuvieran amparados por las tecnologías actuales pues serían referentes para los blogueros de la Red.  

Tres novelas exóticas. Rodrigo Rey Rosa

No suelo usar las opiniones de la contraportada de un libro pero tras leerlo libro me he acordado de un conocido presentador de televisión…

«Una escritura despojada hasta el máximo, en la que ninguna palabra sobra, y sin embargo envolvente y sensual hasta rozar lo obsesivo, casi como un sueño vivido.»

«Las novelas escritas por guatemaltecos (o sus variantes de género) son, por definición, exóticas. Las novelas guatemaltecas ambientadas en la selva del Petén, en África del Norte o en el sur la India pueden no tener el encanto de lo extraño, pero deben llamarse, en rigor, exóticas», declara el autor en su introducción a este volumen memorable.

Escritor errante, Rodrigo Rey Rosa es un maestro a la hora de retratar las geografías que ha conocido y a los seres humanos que las pueblan. Marruecos, la India y las antiguas tierras mayas en la selva de Centroamérica acogen las novelas aquí recogidas -Lo que soñó Sebastián, La orilla africana y El tren a Travancore (Cartas indias)-: tres historias para viajar y atesorar.

«Rodrigo Rey Rosa pone al lector «fuera de sí», lo hace soñar, lo trastorna, lo domestica y, después, en un perfecto smash, lo envía lejos de toda certidumbre.»

«Discípulo libresco de Jorge Luis Borges, primero, y en directo de Paul Bowles, después, Rodrigo Rey Rosa es un narrador sin patria ni tradición, marcado por la austeridad ejemplar de su escritura.»

«Rey Rosa crea historias de proporciones míticas.»

«No hay duda de que Rey Rosa es uno de los mejores escritores del momento.»

«Un implacable testigo, aunque jamás un cronista, del cruce y el conflicto de razas, culturas y civilizaciones.» …cuando dice aquello de: acaban ustedes de oír las noticias, ahora le contaremos la verdad.

Frases canarias. Juan José Dorta

Libros de frases han de tener todas las comunidades autónomas. Más difícil es que las sentencias populares vengan comentadas por Dº Juan José. Porque hacer un listado de frases locales a poco que cualquiera se ponga en bares, guachinches y mentideros con lápiz y papel es relativamente fácil. Solo resta que complete el listado preguntando a los mayores de distintos puntos de las islas. Sin embargo, son los comentarios de Dº Juan lo que aportan ese valor añadido a la recopilación ya que son por sí mismo un pozo de sabiduría popular que además de coincidir de pleno con lo que el lector imagina quiere decir la frase, el autor la explica haciendo énfasis en el tono de la misma si lo hubiere y en el deje socarrón que permite una explicación más canaria si cabe. Libro entretenido, segundo editado por este hombre de Guía Isora, en el que se ve la impronta del primero, dedicado a palabras canarias ya en desuso de las que él tiene preferencia por magallote, cachocho, cotio y abacorar.

Agujero llamado Nevermore. Leopoldo María Panero

Me ha gustado más la poesía que su prosa, leída en Cuentos Completos. Esta selección permite ver la evolución en el tratamiento de los distintos temas que ocuparon la mente de Panero hasta fin de siglo, a falta de leer la producida los siguientes quince años hasta su muerte.

Panero se revuelve en sus entrañas contra todo y contra sí mismo lo que le ha facilitado admiradores por el solo hecho de ir contracorriente, carentes de criterio, y otros que esgrimen un rechazo frontal alegando que ni él mismo se considera poeta. En ocasiones no es fácil leer a Panero. El desorden y las incorrecciones dan la impresión de falta de competencia, descuido,  ganas de innovar por innovar. Sin embargo, forman parte de su verdad. El inacabamiento, las aparentes caídas de ritmo, la poca académica forma de puntuar, la citas y sintaxis incorrectas forman parte de su universo que asume lo imperfecto, los lapsus de memoria y la contaminación de lecturas como la forma natural de vivir y de ser de lo literario.

Lo fragmentario, lo incoherente y en general todo aquello que busca situarse en el territorio del exceso (coprofilia, incesto, impotencia, sadismo, masoquismo, etc.) no entran en sus poemas como provocación sino como síntoma, porque si no son la “verdad” al menos forman parte de “su verdad”. Todo ello ha facilitado una de las escrituras más lúcidas y radicales de la poesía española por parte de quien la máscara de la locura que lo constituía dio paso a la locura como lucidez. 

(Apoyado en textos de la edición de Jenaro Talens)

Los viajes de Gulliver. Jonathan Swift

Estaba leyendo en el escalón del zaguán de casa mi madre cuando pasó Abelardo. Aquí leyendo, le dije. ¿Los viajes de Gulliver? se extrañó. Pero… ¿Ese no lo leíste de joven? Sí, le contesté, pero en formato cuento con la típica ilustración de Gulliver atado en la playa de Liliput.

Realmente es ese el recuerdo que casi todos tenemos de este libro. ¿Pero, y del resto de los viajes que hizo Lemuel? Y lo que es más: ¿Qué tiene este libro que explique el que se siga editando? Lejos de lo que pudiera ser pura imaginación, Swift continua vendiendo libros porque siguen habiendo adultos interesados en comprobar cómo se las compuso para escribir un auténtico ensayo, satírico y descarnado, sobre la sociedad de su tiempo (vigentes hoy en día todas las incongruencias vistas por el Rey de Brobdingnag a las explicaciones dadas por Gulliver sobre la vida en Inglaterra) utilizando toda su inventiva para crear mundos en los que solo hace falta cambiar sus ficticias estructuras de convivencia por capas y estamentos sociales actuales (la Academia de Proyectistas Políticos no tiene parangón) y los comportamientos y tomas de decisiones realizados hoy en día por los humanos por discusiones en las más altas esferas para dilucidar en Liliput cómo se ha de partir un huevo.Una pena que Lemuel Gulliver no hubiera anotado en su diario sus impresiones acerca de los yahoos de Tenerife donde arribó el 14 de Septiembre de 1710.

La condición humana. André Malraux

Aprovechando el dominio comercial de Francia en Oriente a finales de la década de 1920, y la revolución que tuvo lugar por aquellos años del Partido comunista y su aliado, el Koumintang, contra los militares que gobernaban China, Los señores de La Guerra, teniendo a Chang Kai Shek como objetivo, Malraux, con personajes de a pie (unos empeñados en cambiar el curso político, dispuestos a morir inmolándose, otros en guerrillas callejeras o ingiriendo cianuro y otros siendo partícipes como colaboradores, instigadores y corruptores) articula una novela en la que despliega, con sus comportamientos, todo el crisol de la condición humana

Svetlana Alexiévich. Voces de Chernobil

Hacía tiempo que no leía un libro tan conmovedor. Está escrito por una bielorrusa. Sin embargo, Chernóbil está en Ucrania. En él se hace eco de la huella dejada por la catástrofe del reactor nuclear ruso. El epicentro reactivo se encuentra a dieciséis kilómetros de la frontera entre ambos países.

En realidad el libro quienes lo escriben son los protagonistas. Recoge el testimonio de aquellos que han sobrevivido a quienes primero llegaron a sofocar la tragedia y no los dejaron regresar a sus hogares; de aquellos que decidieron escapar de la evacuación obligatoria para quedarse a vivir en una tierra de muertos; de aquellos que se dieron cuenta que las abejas no salieron durante cuatro días de las colmenas y de que para encontrar una lombriz con la que pescar tuvieron que escarbar a un metro de profundidad; de aquellos que se llevaron la puerta de su casa pues según su cultura en ella está toda la historia familiar con el crecimiento de sus miembros marcado con muescas y la impronta de la muerte al ser usada como altar a la espera del féretro para que ésta tenga vía libre y abandone la casa; de aquellos que fueron reubicados en pisos y dotados de su pensión económica que acabaron volviendo a sus casas cansados de hijos y nueras obsesionados con limpiar todo lo que ellos tocaban o la historia de quien anunciaba en el mercadillo la venta de manzanas de Chernóbil, según muchos haciéndose la peor de las propagandas posibles a lo que ella contestaba que eran las mejores manzanas para las suegra y los jefes.

Pero si hay una historia que impacta es la primera, la que empieza: No sé de qué hablar… ¿De la muerte o del amor? ¿O es lo mismo? ¿De qué? Titulada: Una solitaria voz. La voz de una esposa embarazada de seis meses que despide a su esposo bombero tras la explosión mientras él le dice: Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Volveré pronto.

Per el afortunado. Henrik Pontoppidan

Per el afortunado es un novelón. No solo por cómo hay que ahuecar la mano para cogerlo ni por el número de páginas. El perfil psicológico del propio Per desde su infancia, hijo de padre pastor religioso, miembro de familia numerosa, su rebeldía adolescente, la búsqueda de su propia gloria como ingeniero revolucionario y la de su país gracias a sus proyectos, el codearse con el poder económico judío danés en una sociedad en plena transformación, incluido el propio de cambio de siglo, el acabar aislado al norte del país para evitar seguir haciendo daño a quienes le rodean con sus golpes de fortuna y de soberbia bien vale la pena cargar con el peso del libro y de la huella cristiana del personaje hasta el final de sus días.

Desconozco si en el original Per rompe moldes al idear puertos y canales que hicieran de Dinamarca una nación a la vanguardia europea pues en sus diseños habla de máquinas productoras de energía eólica (comprensible dado el uso de la misma en países donde los molinos son tradición) pero también lo hace de la obtención de energía a través del empuje de las olas. Si soy consciente de que en ocasiones la traductora pareciera que se permite alguna licencia con el empleo de términos propios de conversaciones actuales que a mi modo de ver están bien enmascarados y facilitan mucho la lectura de una obra que permitió a Pontoppidan obtener el nobel hace un siglo además de ser igualada su maestría a la de Dostoyevsky y Thomas Mann.

Tres novelas exóticas

Rodrigo Rey Sosa

No suelo usar las opiniones de la contraportada de un libro pero tras leer el libro me he acordado de un conocido presentador de televisión…

«Una escritura despojada hasta el máximo, en la que ninguna palabra sobra, y sin embargo es envolvente y sensual hasta rozar lo obsesivo, casi como un sueño vivido.»

«Las novelas escritas por guatemaltecos (o sus variantes de género) son, por definición, exóticas. Las novelas guatemaltecas ambientadas en la selva del Petén, en África del Norte o en el sur la India pueden no tener el encanto de lo extraño, pero deben llamarse, en rigor, exóticas», declara el autor en su introducción a este volumen memorable.

Escritor errante, Rodrigo Rey Rosa es un maestro a la hora de retratar las geografías que ha conocido y a los seres humanos que las pueblan. Marruecos, la India y las antiguas tierras mayas en la selva de Centroamérica acogen las novelas aquí recogidas -Lo que soñó Sebastián, La orilla africana y El tren a Travancore (Cartas indias)-: tres historias para viajar y atesorar.

«Rodrigo Rey Rosa pone al lector «fuera de sí», lo hace soñar, lo trastorna, lo domestica y, después, en un perfecto smash, lo envía lejos de toda certidumbre.»

«Discípulo libresco de Jorge Luis Borges, primero, y en directo de Paul Bowles, después, Rodrigo Rey Rosa es un narrador sin patria ni tradición, marcado por la austeridad ejemplar de su escritura.»

«Rey Rosa crea historias de proporciones míticas.»

«No hay duda de que Rey Rosa es uno de los mejores escritores del momento.»

«Un implacable testigo, aunque jamás un cronista, del cruce y el conflicto de razas, culturas y civilizaciones.»

…cuando dice aquello de: acaban ustedes de oír las noticias, ahora le contaremos la verdad.