Lectura rara. De esas que invita a pensar qué carajo tiene lo que estás leyendo que producido en esloveno ha llegado hasta el Puerto. También en su día muchos esperaron a un Godot que llegó de Irlanda pero que realmente nunca apareció. Así es el absurdo. Sin dejarse llevar por él será difícil degustar a Basara con sus juegos gramaticales, sus diatribas sobre el tiempo y los saltos de identidad entre el protagonista y el autor así como las puertas, tan absurdas, que un mismo objeto sirve tanto para entrar como para salir y sin embargo nos dejan en el mismo lugar.