Meaulnes es un joven que llega a un pequeño pueblo francés cuando contaba diecisiete años y revoluciona el aula del colegio al que asiste. En esa aula se encuentra quien será su mejor amigo y quien se convertirá en el narrador de esta historia. Es una de esas historias de iniciación, propias de la pubertad, pubertad de inicios del siglo XX, con sus aventuras y peleas entre alumnos y la apertura al amor. Realmente no pareciera que la historia diera para más si no fuese por cómo es relatada y vivida por quien escribe los acontecimientos, lo que la hace próxima al lector en cuanto a lo sentido por los dos protagonistas, a pesar de que sus avatares estén tan lejos en el modelo de vivencias por las que transcurre la pubertad de los alumnos actuales. Eso se debe a que, con sus matices, la historia contada es la real, la vivida por el escritor, quien murió demasiado joven, a los veintiocho años, en la primera guerra mundial, dejándonos El Gran Meaulnes como su única obra escrita.