El próximo sábado 14 nos visita Jose Luis Cámara Pineda. Estará firmando ejemplares de la ya, segunda edición de su libro Rumbo a un sueño. Recuperamos el cuestionario que nos respondió hace unos meses, coincidiendo con la Feria del Libro de La Laguna.
Recientemente hemos tenido el privilegio de conocer a Jose Luis Cámara Pineda. Hace unos meses publicó Rumbo a un sueño con Éride ediciones. Nos ha respondido a unas preguntas que queremos compartir. Próximamente nos acompañará en la Feria del Libro de La Laguna donde estará firmando los últimos ejemplares de la primera edición de este cuaderno de viajes.
¿En que momento surge la idea de Rumbo a un sueño?
Hace dos años decidí coger una excedencia en el periódico Diario de Avisos, donde trabajo desde hace 7 años. Mi objetivo era cambiar el chip y vivir en primera persona algunas de las experiencias sobre las que vengo escribiendo en el diario, donde me dedico a tratrar temas vinculados a la inmigración, la prostitución, la trata de personas, las drogadicciones o las ONGs, entre otras. Así, durante el viaje por Nueva Zelanda, Australia y varios países del sudeste asiático, fui escribiendo un blog, en el que además de contar cosas curiosas que me iban pasando, también aproveché para ‘colar’ pequeños reportajes de investigación sobre temas sociales. Cuando volví, un amigo y compañero que iba siguiendo el blog me sugirió que lo enviara a una editorial para ver si me lo publicaban. Lo mandé a Éride, que me contestó en 15 días. Así nació Rumbo a un sueño.
¿Es un libro de viajes? ¿que lo diferencia de cualquier otro?
No es un libro de viajes al uso. No hay mapas ni recomendaciones gastronómicas o de hoteles, porque se trata de un recorrido personal por algunos lugares que habitualmente no aparecen en las guías. Es como la Lonely Planet de José Luis Cámara. En eso, y en los temas que trato, es en lo que creo que se diferencia de otros libros de viajes que puedan ser similares.
¿Cuáles son las mayores enseñanzas que te ha brindado este viaje?
Sobre todo, lo que aprendí es que el mundo es muy grande, y en él cabe todo el mundo. Cuanto más viajas, más te das cuenta de que somos insignificantes, que hay muchas otras culturas y formas de pensar, ni mejores, ni peores, sólo distintas. Además, visitar países como Camboya, Vietnam, Indonesia o Tailandia te ayuda a relativizar muchos de los problemas, porque como me dijo un chico camboyano que conocí, ellos siempre han estado en crisis, y a pesar de eso continúan sonriendo y tratando de ser felices.
¿Con que te gustaría que se quedara el lector al acabar sus páginas?
Me gustaría que se dieran cuenta de que hay todo un mundo por descubrir, y que hay que respetar todo y a todos. Los beneficios del libro van destinados a dos ONGs, que trabajan desde hace años en proyectos de cooperación y ayuda al desarrollo. Se trata de personas que entregan su vida por los demás de manera desinteresada, y esa es una buena enseñanza para todo el que quiera acercarse hasta Rumbo a un sueño. Además, el libro también muestra que se puede llegar muy lejos, sólo basta con proponérselo.
¿Cómo valoras la experiencia vivida tanto durante el viaje, como tras ver el libro publicado?
La experiencia fue increíble, dura por momentos, pero muy especial. Conocí culturas, pueblos y gente que me enseñó a mirar la vida de otra manera. También me ayudó a demostrarme a mi mismo que era capaz de hacer una cosa así. Con ver publicado todas esas vivencias en un libro, ya he cumplido con creces mi sueño, y ahora lo que no quiero es despertar, porque me apetece seguir soñando.
¿Alguna imagen del viaje, que pueda ilustrar tu experiencia?
Hay muchas imágenes, y de todo tipo. Pero me quedo con dos. Una es la que ilustra la portada, una niña que camina en sentido contrario por las calles de la capital camboyana, Phnom Penh. Simboliza los sueños de muchos niños que, a pesar de las dificultades, tratan de labrarse un porvenir para cumplir sus sueños. La otra imagen es de otra niña, que vendía vasos de agua en el mercado de la capital de Bali, Denpasar. El precio de esos vasos de agua equivale a menos de un céntimo de euro, ya que se compran con monedas que no tienen valor para los extranjeros. Ella pertenece al otro Bali, el que no sale en los catálogos de viajes. El Bali donde la gente sobrevive con menos de 30 dólares al mes. Su sonrisa pícara no se me olvidará jamás.
¿Cambia en algo la visión del mundo y de las cosas una experiencia como la vivida?
Mucho. Aunque una vez que vuelves a tu mundo, tu realidad, vuelves a verte invadido por las rutinas, trato de aprender de todo lo que viví, especialmente de los momentos más difíciles, que los hubo. De hecho, perdí casi siete kilos durante el viaje, sobre todo en los meses de estancia en Camboya. No puedo decir que mi vida ha cambiado por completo, pero sí mi forma de ver las cosas.
¿Cómo va la presentación y la acogida del libro?
Desde que salió a la venta en noviembre, he hecho algunas presentaciones en Tenerife, y también Córdoba, mi ciudad natal. El próximo 2 de junio estaré en la Feria del Libro de Madrid, algo que me hace mucha ilusión y también me impone respeto. Si todo continúa como hasta ahora, creo que para el otoño saldrá la segunda edición. Como yo digo, quiero seguir soñando.
¿Algún viaje o proyecto para un futuro próximo y que se pueda contar?
Bueno, desde que volvimos del viaje, mi mujer -que estuvo conmigo- y yo decidimos que teníamos que volver. De hecho, estamos mirando ya algunas cosas, otras rutas, pero tampoco hemos concretado nada. Organizar algo así lleva bastante tiempo, y nos sobran ganas. Pero no sé exactamente cuándo nos pondremos en marcha de nuevo.
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