YO EL SUPREMO

YO EL SUPREMO

Hay que leer a rabiar sin preocuparse si uno es original o no en lo que escribe. La idea es ejercitar la capacidad de dar formas a los sueños y experiencias. Aunque duela, para aprender hay que romper los originales y seguir destruyendo escritos. Hay novelas que yo he reescrito tres o cuatro veces.Hay que encontrarle la voz a la humanidad. Por ello, se debe escribir con modestia y la ansiedad de ir al fondo de las cosas más pequeñas. (Augusto Roa Bastos)

Augusto Roa Bastos, está considerado como el escritor más importante de su país, Paraguay, y uno de los más destacados en la literatura latinoamericana. Ganó el Premio Cervantes en 1989 y sus obras han sido traducidas a, por lo menos, veinticinco idiomas.

yosupremo«Si Roa Bastos hubiese sido el amanuense de José Gaspar Rodriguez de Francia, abogado, revolucionario y dictador, conocido como El Supremo, quien gobernó desde 1816 hasta 1840 la primera república latinoamericana, la de Paraguay, este libro podría ser entendido como el producto de lo dictado por El Dictador Perpetuo. Si José Gaspar hubiese tenido las dotes literarias de Roa Bastos este libro sería el mejor legado de un régimen esperpéntico dejado por un gran escritor independientemente de su proceder político.
Se convierten así Roa Bastos y El Supremo en una misma persona quien dicta órdenes, que ordenan de forma conveniente conveniencias de Estado que acaban provocando contraórdenes que tratan de reordenar el orden establecido por dichas órdenes, y quien escribe extorsionando el sentido de las frases, institucionalizando palabras, legitimando el significado de las mismas.
Logra así el escritor hacer suyas las palabras del Supremo y éste que el escritor acabe escribiéndolas: Toda historia no contemporánea es sospechosa. No es preciso saber cómo han nacido para ver que tales fabulosas historias no son del tiempo en que se escribieron. Harta diferencia hay entre un libro que hace un particular y lanza al pueblo, y un libro que hace un pueblo. No se puede dudar entonces que este libro es tan antiguo como el pueblo que lo dictó.» (Javier González).

MarioSilva

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