El Ruido y la furia seguramente ha de deber su título a otras múltiples razones pero probablemente para quien se acerque por primera vez a Faulkner a través de este título no le quede otra que experimentar el ruido de fondo, durante la lectura del primer capítulo, provocado por las frases inconexas de un retrasado mental, los saltos temporales y las continuas apariciones de sus diferentes cuidadores sin una relación lineal. Quien preserve, tras darse cuenta de la maestría del escritor al ponerse en la piel del personaje con tales deficiencias, y aún el libro no haya hecho ruido al tirarlo sobre la mesa por imposible, pasará a la furia provocada por el enfado de un segundo capítulo donde imita a través del uso de párrafos carentes de puntuación e inconexos el estado depresivo de otro de los personajes mientras discurre sobre el paso del tiempo. Si aún el libro permanece en las manos, la lectura de los dos capítulos restantes dará a entender el por qué del ruido ejercido por este libro que figura entre los de obligada lectura para muchos escritores y es referenciado en múltiples listados dentro de las mejores novelas a nivel mundial. Llegado al final del libro, el lector tras el apéndice que facilita la comprensión de lo dejado entre frases inconexas y ausencias de signos de puntuación, acabará enganchado con furia a este autor que como pocos ha sabido usar el flujo de conciencia en personajes tan pintorescos.
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