El maestro y Margarita. Mijaíl Bulgákov

El maestro y Margarita. Mijaíl Bulgákov

EL MAESTRO Y MARGARITA

La lucha contra la censura, de cualquier tipo y bajo cualquier gobierno, es mi deber como escritor, tanto como lo es apelar por la libertad de prensa. Creo firmemente en esta libertad, e incluso diría que si un escritor sugiriera solamente que esta libertad no es necesaria, sería lo mismo que si un pez declarase que no necesita el agua.

MAESTROPara quienes nos hemos movido entre Tolstoi y Gorki, entre Dostoyevski y Grosssman,  leer a Bulgákov ha de suponer una experiencia parecida a pasar de conducir por las carreteras trazadas a tiralíneas de la capital moscovita a hacerlo en el caos propio de una ciudad india. El maestro, cercano a la Sociedad de escritores, tiene su propia versión novelada de los últimos días de Jesús y su relación con Poncio Pilatos. Margarita, enamorada del maestro, solo entra en escena a mitad de libro. En torno a ellos y por arte de birlibirloque aparece en la capital rusa el diablo para ponerlo todo patas arriba, y tan arriba que los servicios de investigación se vuelven locos para encontrar una justificación a tal locura de despropósitos: una fantasía impropia de autores cercanos a los polos a los que la falta de luz o el frío parece aterir el que sus plumas vuelen, cosa que hace Mijaíl dando vida a un gato que habla, a trucos de nigromancia, brujas y desapariciones que parodian a la sociedad estaliniana de la época. Quizás por ello esta aventura quedó congelada su publicación definitiva en su país durante 33 años, a partir de 1940 cuando fuera censurada. (Javier González)

MarioSilva

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