DONA BÁRBARA

DONA BÁRBARA

Doña Bárbara nació en un hato de Juan Vicente Gómez… el hato de La Candelaria. Allí asimilé ese olor a vacadas y a boñiga de que mi novela está llena. También sentí, a través del cuadro campesino, el hálito de la barbarie que afligía a mi patria. Instintivamente perseguí el símbolo, y apareció con toda su fuerza la protagonista. No era aquello intencional, pero sí intuitivo. Y a eso puede quizá atribuirse el buen éxito: a la humanidad que hay en el mismo hecho extraordinario. Rómulo Gallegos

doñabarbara¿Y pensar que esperaba otra cosa? Fue lo que me dije tras leer la primera página. Esto va a ser el guión de un culebrón criollo. Pero Rómulo Gallego como la propia Dª Bárbara tiene su retranca al escribir y solo unos renglones más tarde se abre todo su lenguaje como la inmensa llanura venezolana donde la moneda de cambio es la morocota de oro, el caballo salvaje que guía el hatajo es un padrote y el toro un bigarro. Un capítulo espolea al otro como un llanero a su montura y apetece leerlo a voz en alto, para ser escuchado, creyendo ser un brujeador que persigue páginas día y noche como quien practica cazar bestias salvajes sin dejarlas pacer ni dormir mientras habla consigo mismo. Los deseos y los sentimientos de los personajes están tan bien entretejidos que han marcado toda una línea a seguir, por lo que no es de extrañar que sean los mismos que han sido llevados a la pantalla bajo el título de Cristal o de Abigaíl solo que en éstas últimas las formas de expresión de esos deseos y sentimientos no son ni la sombra de La Dañera Dª Bárbara.  (Javier González)


MarioSilva

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